Por Roberto Carlos QUINTANA VILLAVICENCIO

Lic. en Filosofía y CCSS

La derecha peruana celebra, brinda y aplaude. Está feliz, un obstáculo menos, pensó al inicio que el Chotano podría en verdad hundirlos y hacer de este país un capitalismo de Estado y dar el salto imitando a China o Corea del norte, pero ese parangón es utopía. La derecha no mira eso, no tiene ese propósito de nación, ellos solo quieren seguir haciendo de este país un modelo mercantilista y no industrial y a todo aquel que viene con esa pretensión pues lo atacan, lo investigan, lo presionan y lo hunden.

Castillo llego con mucha expectativa, gobernó con frustración y si algo logro de apoyo fue más por empatía social, un cholo en el poder, un provinciano como presidente pero más allá nada, al inicio de su gobierno fue rodeado rápidamente por carteristas, roedores del hedor corrupto a los cuales no supo cómo controlar dándole insumos a la oposición congresal para acusarlo de actos ilegales y acumular más y más rollo para que la ciudadanía se forje la imagen de un presidente inepto y sin norte de como gobernar.

La única virtud fue de llegar a zonas donde ningún presidente llegó, pero esas llegadas fueron simbólicas y eso en un país pragmático no basta.

Casi siempre le faltó una lectura social y política del escenario real al ex presidente, tanto así que no previó que la oposición no tenía los votos para sacarlo, pero el entorno lo convenció que ese miércoles sería vacado, algo que las fuentes consultadas confirman que no se llegaba a los 87 votos para tal acción.

Pero la desesperación hace ver la naturaleza real de los gobernantes y muestra la verdadera dimensión que tiene. Castillo optó en hacer la voluntad popular: Cerrar el congreso, pero hacer la voluntad popular no solo es decirlo, es prepararlo, fabricarlo, construirlo, nada de eso hizo Castillo, opto por creer que todo por mandato presidencial. No leyó la historia del Perú cuando Alberto Fujimori o Juan Velasco Alvarado hicieron un golpe de Estado.

Alberto preparó un año y medio antes su golpe de Estado, enamoró a las fuerzas armadas, obtuvo su respaldo y fidelidad nombrando oficiales de confianza y logrando el control de los medios de prensa y encerrando a sus opositores sin darles tiempo de reacción.

Castillo no hizo nada de ello, fue cantinflesco, una comedia, y su accionar terminó como meme de las redes sociales. ¿Fue ignaro el ex presidente?, ¿fue influenciado y convencido de algún poder oscuro y camuflado de la derecha peruana?, ¿No sabía que la dictadura congresal no tenía los votos para que lo vaquen?, ¿porque optaste una salida inconstitucional sin respaldo del poder del fusil?

El hecho es que la izquierda peruana fracasa una vez más y la derecha celebra, el problema es que si la derecha y extrema derecha peruana continúa con su mercantilismo de mercado y sometimiento laboral al pueblo peruano otros Castillo llegarán y serán más extremos.

Ahora Dina Boluarte la apurimeña y primera presidenta del Perú tiene una bala de plata para lograr sobrevivir hasta el 2026 o hundirse y hundir al congreso, si se portan mal la oposición la presidenta debe renunciar y todos se van y se convoca a elecciones generales para elegir presidente y nuevos congresistas. Pero la presidenta ya lo ha dicho, quiere gobernar hasta el 2026 y los congresistas actuales quieren lo mismo, pero el pueblo peruano pide nuevas elecciones. Dina si quiere quedar bien ante la historia debería convocar a elecciones el 2023 y así salir bien parada como una presidente que hace lo correcto, pero estamos en el Perú donde lo correcto es cojudez, tontería e ingenuidad.

 

-          Imagen sacada de H13 – Edición 615 - 2022